In LSD Veritas -

Benvinguts al meu racó.


Todo está sujeto a interpretaciones, por lo tanto la realidad es subjetiva y las formas de pensar y vivir son caóticas y conflictivas. El pensamiento enmascara a menudo la verdad de los hechos. La realidad ya no puede ser objetiva. Todo pasa por el filtro del pensamiento y el individuo deja de observar los hechos tal como son.

viernes, 5 de enero de 2018

La sacralización de la imagen.




Esperar un cambio del exterior como podría ser la mejora de las condiciones materiales es una insensatez, el espíritu no se transforma con pan o trabajo, tiene que haber un estado de introspección que modifique el pensamiento y por lo tanto la conducta individual, de manera que se pueda dar una nuevo tipo de relaciones basadas en la fraternidad y la solidaridad.

El refrán que define al hombre mediocre y a la sociedad actual es el: "más vale malo conocido que bueno por conocer". La conformidad responde a la comodidad en la sociedad del consumo y el estado del bienestar.

La ausencia de espectativas condiciona la vida del hombre moderno y lo sujeta a la ley del mercado y el Estado. La dependencia es casi total, no hay vida más allá del Capitalismo.

La sacralización de la imagen que ha implementado el sistema a través de los medios de comunicación de masas responde a un reforzamiento constante del Estado y el Capital como garantes de la seguridad de las sociedades. La imagen define, crea y transforma el pensamiento del individuo para adaptarlo a las circunstancias que va creando el sistema que lo domina.

A medida que el individuo es absorbido por el sistema, éste va retroalimentando la máquina que lo sujeta. En estas condiciones no existe ya un verdugo y una víctima. Tanto el dominador como el dominado precisan de una imagen que les dé una cierta seguridad en el plano material y espiritual de manera que tanto uno como el otro puedan sobrevivir. Hay una dependencia mútua que también les da un sentido a su existencia.

El vacio espiritual que le provoca al hombre medio una vida independiente no puede ser asimilado como tal y debe confrontarlo con relaciones basadas en la jerarquía y la autoridad. La imagen de la autoridad también se sacraliza en nombre de la seguridad. La obediencia y por lo tanto la sumisión al sistema conforman el leitmotiv de la vida de las sociedades modernas que se resignan a una existencia banal y mezquina con ciertas dosis de espectáculo para su entretenimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y si no hay sistema, si sólo está en nuestras mentes? No será tiempo de soltarlo y que se disuelva, quizás así... O habrá una dependencia aunque nos opongamos a su función? Salut company!

Albert dijo...

Lo que si hay es una imagen en la conciencia que sostiene el sistema. No sé hasta que punto se puede disolver del todo la imagen, pero si que hay brechas en el sistema que se pueden ver mejor cuando la imagen no está tan presente en nuestra conciencia.

Salut estimada.