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Todo está sujeto a interpretaciones, por lo tanto la realidad es subjetiva y las formas de pensar y vivir son caóticas y conflictivas. El pensamiento enmascara a menudo la verdad de los hechos. La realidad ya no puede ser objetiva. Todo pasa por el filtro del pensamiento y el individuo deja de observar los hechos tal como son.

domingo, 19 de junio de 2016

Resumen para sindicalistas y otros militantes de izquierda.- André Gorz.




                                      LA CRISIS DEL TRABAJO

1.1.- LA IDEOLOGÍA DEL TRABAJO

El trabajo con fin económico no ha sido siempre la actividad humana dominante. Solamente es dominante a escala de toda la sociedad a partir de la llegada del capitalismo industrial, hace aproximadamente doscientos años. Antes de esto, en las sociedades premodernas, en la Edad Media y en la Antigüedad, lo mismo que en las sociedades precapitalistas que actualmente subsisten, se trabajaba menos, mucho menos incluso que en nuestro tiempo. Hasta tal punto que los primeros industriales, en los siglos XVIII y XIX tenían enormes dificultades para obligar a su personal a trabajar durante toda la jornada, día tras día. Los primeros patronos de manufacturas quebraron a causa de ello.

Esto quiere decir que lo que los anglosajones llaman «la ética del trabajo» y la «sociedad de trabajo» son cosas recientes.

Lo propio de las «sociedades de trabajo» es que el trabajo está considerado a la vez en ellas como un deber moral, como una obligación social y como una vía hacia el éxito personal. La ideología del trabajo tiene como cierto:

-que cuanto más trabaja cada uno, mejor se encuentra todo el mundo;
-que los que trabajan poco o no trabajan causan un perjuicio a la sociedad y no merecen ser miembros de ella;
-que quien trabaja bien triunfa socialmente y que quien no triunfa lleva en sí mismo la culpa de su fracaso.

Muchos de nosotros seguimos estando profundamente impregnados por esta ideología y no hay día en que un hombre político, de derecha o de izquierda, no nos exhorte a trabajar, afirmando que es mediante el trabajo como superaremos la actual crisis. Para vencer el paro, añaden, hay que trabajar más y no menos.



1.2. LA CRISIS DE LA ÉTICA DEL TRABAJO

En realidad, la ética del trabajo se ha vuelto caduca. No es cierto que para producir más haya que trabajar más, ni que producir más conduzca a vivir mejor.

El vínculo entre más y mejor se ha roto; porque respecto a muchos productos o servicios nuestras necesidades están ampliamente cubiertas, mientras que muchas de nuestras necesidades insatisfechas no serán colmadas produciendo rnás, sino produciendo de otra manera, otra cosa, incluso produciendo menos.

Esto vale, en particular, para nuestras necesidades de aire, agua,espacio, silencio, belleza, tiempo, contactos humanos.

No es cierto tampoco que cuanto más trabaja cada uno, mejor se encuentra todo el mundo. La crisis actual ha impulsado una mutación técnica de una amplitud y una rapidez sin precedente: la «revolución microelectrónica>>. Esta tiene como efecto y como fin unas economías de trabajo rápidamente crecientes,tanto en la industria como en las administraciones y servicios.

En ella están aseguradas unas producciones crecientes con unas cantidades de trabajo decrecientes. De lo que resulta que el proceso social de producción no tiene ya necesidad de que todo el mundo trabaje en él a tiempo completo. La ética del trabajo deviene impracticable y la sociedad de trabajo está en crisis.


1.3. LA IDEOLOGÍA NEOCONSERVADORA DEL ESFUERZO.

No todo el mundo es consciente de esta crisis; algunos sí lo son pero tienen interés en negarla. Este es el caso, en particular, de numerosos «neoconservadores». Desean a cualquier precio perpetuar la ideología del trabajo en un contexto en el que el trabajo pagado se hace cada vez más escaso. De este modo, impulsan a las personas a la búsqueda de un trabajo pagado a competir cada vez más duramente las unas con las otras. De esta competencia ellos esperan que el precio del trabajo (es decir, el salario) baje y que los «fuertes» eliminen a los "débiles».


1.4. TRABAJAR MENOS PARA TRABAJAR TODOS.

El interés común de los asalariados es, por el contrario, no competir, organizar su unión frente al empresariado y negociar colectivamente con él las condiciones de su empleo. El sindicalismo es la expresión de este interés común. En un contexto en el que no hay trabajo pagado a tiempo completo para todo el mundo, el abandono de la ideología del trabajo se convierte para el movimiento sindical en un imperativo de supervivencia. Este abandono no es. para nada una abdicación. El tema de la liberación del trabajo,lo mismo que el tema del «trabajar menos para trabajar todos» han motivado las luchas del movimiento obrero desde sus orígenes.

1.5. LAS FORMAS DE TRABAJO.

Por «trabajo» nosotros hemos adquirido la costumbre de entender una actividad pagada, realizada por cuenta de un tercero (el empleador), con vista a unos fines que no hemos elegido nosotros mismos y según unas modalidades y unos horarios fijados por el que nos paga. La confusión entre «trabajo» y «empleo> es corriente, lo mismo que la confusión entre (derecho al trabajo», .derecho a un salario» y «derecho a una renta». Ahora bien, en realidad, toda actividad no es trabajo y todo
trabajo no es pagado ni se lleva a cabo con miras a un pago. Conviene distinguir tres tipos de trabajo.


1.5.1. EL TRABAJO COMO FIN ECONÓMICO.


El trabajo que se realiza con miras a un pago. Es el dinero, decir, el intercambio mercantil, lo que en este caso constituye el fin principal. Se trabaja en primer lugar para «ganarse la vida» y solamente luego por la satisfacción o el placer que, llegado el caso, se obtiene de ese trabajo. A éste le llamaremos trabajo con fin económico.

1.5.2. EL TRABAJO DOMÉSTICO Y EL TRABAJO PARA UNO MISMO.

El trabajo que no se realiza con miras a un intercambio mercantil sino con vistas a un resultado del que uno mismo es, directamente, el principal destinatario y beneficiario. Este es el caso, entre otros, del «trabajo de reproducción», es decir, del trabajo doméstico que, día tras día, asegura las bases necesarias para la vida: preparar los alimentos, velar por la limpieza del cuerpo y de la vivienda, traer al mundo y críar a unos hijos, etc. Este trabajo ha sido impuesto a menudo, y todavía Io es, a las mujeres, además del trabajo con fin económico.

Este trabajo ha sido impuesto a menudo, y todavía Io es, a las mujeres, además del trabajo con fin económico. Por el hecho de que la comunidad doméstica (familia o familia extensa) es una comunidad de vida fundada en la puesta en común y no en la contabilización y el intercambio mercantil, el pago del trabajo doméstico no ha sido considerado hasta estos últimos tiempos. El trabajo doméstico, por el contrario, ha sido considerado como un trabajo hecho por y para la comunidad doméstica indivisa. Esta forma de ver, hay que subrayarlo. no es legítima más que si los miembros de la comunidad doméstica se reparten equitativamente las tareas. El pago del trabajo doméstico mediante un subsidio público que algunos militantes reclaman para Ia mujer, en nombre de la utilidad social de este trabajo, no puede conducir a un reparto equitativo de las tareas y presenta además los siguientes inconvenientes: transforma el trabajo doméstico en trabajo con fin económico, es decir , en empleo (de) doméstico;
asimila el trabajo doméstico a un trabajo útil para la sociedad a mientras que su fin es y debe ser no la utilidad social sino el bienestar y el pleno desarrollo personal de los miembros de la comunidad, lo que es muy diferente. La confusión entre el pleno desarrollo de las personas y su utilidad social es signo de una concepción totalitaria de la sociedad en la que no hay lugar para la singularidad y Ia unicidad de cada persona ni para la especificidad de la esfera privada. Esta es y debe ser sustraída, por definición, al control social y a los criterios de utilidad pública.


1.5.3. LA ACTIVIDAD AUTÓNOMA.
Las actividades autónomas que se realizan como teniendo un fin en sí mismas, libremente, sin necesidad. Se trata aquí de todas las actividades experimentadas como contribuyentes a un pleno desarrollo, enriquecedoras, fuentes de sentido y de alegría: actividades artísticas, filosóficas, científicas, relacionales, educativas, caritativas, de ayuda mutua, de autoproducción, etc. Todas estas actividades requieren un «trabajo» en el sentido de esfuerzo, de aplicación metódica, pero encuentran su sentido y su recompensa tanto en su realización como en su resultado: no son más que una sola cosa junto con el tiempo de vivir. Además es necesario que éste no sea medido con tacañería. En efecto, una misma actividad *por ejemplo, criar a unos hijos, preparar una comida, cuidar del marco de vida- puede ser un trabajo cuyas obligaciones se sufren como opresivas o una actividad en la que se disfruta, según que se esté abrumado por la falta de tiempo o que se lleve a cabo con toda tranquilidad, en la cooperación y el reparto voluntarios de las tareas.


1.6. EL FIN DE LA UTOPÍA.

El trabajo con fin económico solamente ha llegado a ser progresivamente dominante con el capitalismo y la generalización de los intercambios mercantiles. Ha eliminado, en particular, numerosos intercambios de servicios no mercantiles y de producciones artesanales en Ias que el trabajo con fin económico y el placer de crear belleza estaban inextricablemente mezclados.
Este es el motivo de que el movimiento obrero se haya opuesto originalmente a la primacía que el capitalismo industrial confería al trabajo asalariado y a los fines económicos. Reclamando la abolición del salariado y el gobierno o autogobierno de la sociedad por los trabajadores libremente asociados, dueños de los medios de producción, Ia oposición obrera iba, sin embargo, a contrasentido del desarrollo en curso. Tenía un carácter utópico, porque las posibilidades de darle cuerpo no se concretaban. Ahora bien, lo que era utópico al inicio del último siglo deja
en parte de ser lo hoy: el proceso social de producción, la economía requieren cada vez menos el trabajo asalariado. La subordinación al trabajo asalariado y a los fines económicos de todas
las otras actividades y los otros fines humanos pierde su sentido y su necesidad. La emancipación respecto a la racionalidad económica y mercantil se hace posible. No se llevará a cabo si no
es con acciones que no sólo la tomen expresamente como fin, sino que al mismo tiempo ilustren su posibilidad. La acción cultural, el desarrollo de «actividades alternativas» toman una importancia muy particular en este contexto. Volveré sobre ello más adelante.


Descargar "Resumen para sindicalistas y otros militantes de izquierda".

Descargar: "Metamorfosis del trabajo"

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