In LSD Veritas -

Benvinguts al meu racó.


Todo está sujeto a interpretaciones, por lo tanto la realidad es subjetiva y las formas de pensar y vivir son caóticas y conflictivas. El pensamiento enmascara a menudo la verdad de los hechos. La realidad ya no puede ser objetiva. Todo pasa por el filtro del pensamiento y el individuo deja de observar los hechos tal como son.

lunes, 21 de enero de 2013

La sociedad de los mercenarios.




No cabe duda alguna que vivimos en la sociedad de los mercenarios, donde la inmensa mayoría busca el placer y el goce inmediato de las cosas que provoquen sensaciones agradables  con el menor esfuerzo que no sufrimiento posible.

Es lo que tiene vivir en un mundo donde la inmediatez, la rapidez y la compulsión de los deseos sensoriales se puedan satisfacer con el menor tiempo posible como la toma de las drogas legales e ilegales, la practica el sexo o el cibersexo, por poner unos ejemplos.

Entonces nuestra lucha es contra el tiempo, el tiempo que nos queda por vivir, por tener que realizar todos nuestros deseos con la mayor prontitud posible, luchamos por vivir el mayor tiempo posible. En la sociedad de los mercenarios el hombre sólo busca el placer de las cosas, el reconocimiento, la fama, y una posición social que le otorgue el mayor status de vida posible. Las comodidades y el confort, el acaparamiento y la acumulación de riqueza.

Pero el mundo no da para tanto, los recursos naturales son limitados como nuestra vida. La obsesión por los deseos en el hombre son la vía de escape que tiene para poder sobrellevar la carga de su existencia y el sufrimiento de la misma, en muchos casos un sufrimiento provocado por los mismos deseos no realizados o fracasados.

La sociedad de los mercenarios es una consecuencia de la propaganda y la cultura, donde los medios de comunicación de masas son el máximo difusor y portavoz del Capital, generar seres alineados es su función. La sociedad de los mercenarios sólo necesita hombres preparados para producir lo máximo posible en el menor tiempo posible sin pensar en las consecuencias que puedan tener para el resto de la humanidad y el planeta en el que habitamos.

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